La paradoja rural

12 agosto, 2008 por mycoach

Publicado en Agrovia (marzo de 2004)

A pesar de que el padrón realizado en el año 2003 mostrara un incremento de la población en poco más de 879.000 habitantes con respecto al año anterior, veintidós de las cincuenta y dos provincias que componen el mapa geográfico español presentan un saldo vegetativo negativo desde hace más de dos décadas.

El cambio socio-cultural que tuvo lugar en la década de los ochenta permitió a muchos jóvenes acceder a la universidad y obtener un título universitario en base a su valía y no tanto al poder adquisitivo de sus progenitores.

Este cambio social llevó aparejada la migración de estos estudiantes de sus pequeños municipios a otros mayores donde poder realizar su carrera y, una vez finalizada ésta, buscar empleo y nuevas oportunidades en el mismo municipio o en otro mayor donde poder desarrollar los conocimientos técnicos recién adquiridos.

Estos éxodos han hecho que más de una veintena de provincias españolas presenten un saldo vegetativo negativo desde principios de los años ochenta. El caso más representativo es el de Lugo, cuyo saldo vegetativo comenzó a ser negativo a mediados de los años setenta, tuvo una ligera recuperación a finales de esa década y desde principios de los años ochenta se ha mantenido a la cabeza con respecto al resto de provincias españolas.

Este dato no quita para que la revisión padronal de 2.003 muestre una disminución de la población en Ourense superior a la de Lugo (1.555 habitantes frente a los 1.270 de Lugo). Sin embargo, la previsión del saldo vegetativo para el año 2.003 de Lugo supera al de Ourense en 2.59 puntos (-7.73 frente a los –5.14 de Ourense).

La despoblación y el bajo desarrollo de las zonas rurales vienen siendo un tema de debate desde hace varias décadas. Así, a principios de los años noventa nació una iniciativa comunitaria que apoyaba el desarrollo de las comarcas rurales situadas en las regiones más desfavorecidas de la Unión Europea y que fue bautizada como Programa Leader I.

El objetivo de este programa era demostrar la posibilidad de impulsar el desarrollo de las comarcas rurales mediante un enfoque integrado, concebido a nivel local y con participación de la población afectada. Como programa de desarrollo que era trataba de diversificar las actividades económicas en el medio rural, facilitar el aprovechamiento de los recursos y favorecer las inversiones que tuvieran un carácter demostrativo e innovador.

Adicionalmente al programa Leader I (1.991-1.995), Leader II (1.995-1.999), o el más actual Leader Plus, también se crearon ayudas nacionales como el Programa Proder y ayudas más locales provenientes de las diferentes Juntas Provinciales e incluso de la propia Consejería de Turismo de cada Comunidad, las cuales permitían crear o mejorar los negocios en el medio rural.

Un 70% de los negocios rurales encuestados afirman haber recibido algún tipo de ayuda para crear o mejorar su negocio y, curiosamente, la gran mayoría de los municipios donde se han recibido este tipo de ayudas han experimentado un crecimiento de población y negocios durante los últimos cinco años. Sin embargo, el 77.42% de los encuestados afirman que las ayudas recibidas no son suficientes para evitar la despoblación de los núcleos más pequeños.

Teniendo en cuenta que una ayuda no es otra cosa que poner los medios para que alguien logre algo y en ningún caso una vía para compensar la inversión realizada, habría que preguntarse si para evitar esta despoblación no habría que estudiar no sólo la viabilidad de un proyecto, sino también las opciones culturales, medioambientales y de desarrollo que tiene una comarca, ya que esto favorecerá la rentabilidad del proyecto en sí.

Lo que está claro es que los negocios más prósperos son aquellos que han sido establecidos en zonas turísticas. Por ello, parece lógico pensar que para que un negocio sea rentable, la comarca en cuestión debe tener algún atractivo y, si no lo tiene, habrá que buscarlo.

El atractivo puede venir dado por el interés turístico de la comarca y la cultura siempre es una buena aliada a la hora de fomentar la inversión y el desarrollo. Para ello es necesario sacar a relucir todas las obras arquitectónicas y artísticas, buscar acontecimientos históricos de interés general, inmortalizar a las personas ilustres nacidas allí, crear ferias, exposiciones de arte, representaciones de teatro, etc.

Adicionalmente al atractivo de los eventos culturales, hay un sector de la población cada día más interesado en el turismo activo, es decir, dispuesto a realizar actividades que supongan un esfuerzo físico al aire libre. Los urbanitas, cansados del asfalto y los rascacielos, están deseando cambiar su entorno por otro menos agresivo y que les permita quemar el exceso de adrenalina y el estrés acumulado durante la semana.

Este nuevo turismo implica la rehabilitación de antiguas rutas de senderismo perdidas con el paso de los años, la creación o habilitación de rutas para bicicletas de montaña, el diseño de rutas a caballo, el estudio de los ríos para la práctica de deportes fluviales, etc.

Otro tipo de turista, igual de ansioso por culturizarse y visitar nuevos sitios, es el turista motorizado. Aquí debo diferenciar dos clases: el que suda la camiseta y el que está algo menos dispuesto a sudarla. Dentro de los primeros estarían aquellos que se suben sobre su moto off-road, mientras que los segundos son los que se suben en su todo terreno. Salvando este matiz, ambos viajan de un sitio a otro por caminos polvorientos, llenos de baches y piedras por donde casi nadie quiere o puede pasar. [1]

Otra forma de atraer nuevos inversores para el desarrollo de la comarca es a través de la mejora de las comunicaciones terrestres (carreteras, ferrocarril, etc.), las telecomunicaciones (líneas de teléfono, Internet, etc.), el tendido eléctrico, el abastecimiento de agua, las infraestructuras locales, servicios, etc.

La mejora de las infraestructuras puede atraer empresas de tamaño medio que permitan dar trabajo a los habitantes de la comarca e incluso que puedan atraer a personas de los alrededores. Esta inmigración, unida a un buen precio de la vivienda y unos servicios complementarios básicos, puede hacer que la población de la comarca se mantenga e incluso aumente.

Los propietarios de negocios en el medio rural están deseosos de escuchar nuevas iniciativas que hagan que su negocio prospere, en especial cuando ven que este no está siendo tan rentable como ellos esperaban inicialmente. Por lo tanto, hay que generar interés en la gente para que acuda a la comarca, lo cual es algo tan sencillo como ofrecerles alternativas que llamen su atención. Obviamente, el hecho de que comiencen a llegar turistas, se creen nuevos negocios, se habiliten rutas para las distintas actividades, etc. implica un impacto medio ambiental que hay que tener en cuenta y prever para que exista un equilibrio entre el desarrollo y el entorno natural.

Esto no significa que ciertos grupos, que en su afán por defender y proteger la naturaleza y el medio ambiente, no ayuden y a mantener este equilibrio a través del estudio de las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno, pilar básico de la ciencia de la ecología.

De igual manera esto tampoco implica la aprobación de leyes tan restrictivas como la Ley 3/1995, de 23 de marzo, de Vías Pecuarias y sus decretos para las diferentes Comunidades que no permiten la utilización de vehículos motorizados como uso complementario de dichas vías y restringen la circulación y práctica de deportes con vehículos a motor por montes y predios forestales.

La cultura y la conciencia medioambiental del hombre actual es mucho mayor hoy que hace unos años. Es por ello importante que para concienciar a la población no se utilicen métodos restrictivos, sino educativos desde los primeros años de escolarización y reeducativos para aquellos que ya dejaron las aulas hace lustros.

Aunque el desarrollo es evolución, dicha evolución debe ir acompañada de estudios y leyes acordes que permitan una relación equilibrada entre el hombre y su entorno. Las generaciones actuales entienden a la perfección que deben respetar la naturaleza, porque es ésta la que les permite sobrevivir en el planeta Tierra.

No se puede querer desarrollar las comarcas rurales y al mismo tiempo establecer leyes que impidan la evolución de las mismas. Es difícil poder desarrollar algo cuando de un lado sólo hay impedimentos y trabas a las alternativas propuestas. Por eso es importante que todas las partes implicadas se sienten y analicen cómo se puede mantener un desarrollo sostenido de la zona sin perder aquellos valores naturales tan importantes para la propia comarca.

Asimismo sería conveniente plantearse el efecto que el fin de las ayudas tendrá sobre el desarrollo de las comarcas rurales en 2.007. Habría que plantearse si los negocios creados durante este periodo de ayudas son realmente viables o se hundirán al terminar el plazo de ayudas. También habría que preguntarse si las comarcas rurales han llegado a un desarrollo sostenido o también se ahogarán al perder la ayuda.

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[1] Este párrafo ha sido modificado después de su publicación en Agrovia debido a los comentarios realizados el 30 de septiembre de 2004 en el foro de Endureros acerca de «no sudar la camiseta».

El párrafo original decía: «Otro tipo de turista, algo menos dispuesto a sudar la camiseta, pero igual de ansioso por culturizarse y visitar nuevos sitios, es el turista motorizado. Este turista es aquel que se sube en su todo terreno o en su moto off-road para viajar de un sitio a otro por caminos polvorientos, llenos de baches y piedras por donde casi nadie quiere o puede pasar.

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Esta entrada fue publicada el martes, 12 agosto, 2008 a las 13:00 por mycoach y está en la categoría coaching turístico. Puedes seguir cualquier respuesta a esta entrada a través del feed RSS 2.0. Tanto comentarios como pings están actualmente cerrados.

2 comentarios para “La paradoja rural”

  1. Eduardo Gutiérrez dice:

    4 septiembre, 2008 a las 20:09

    Después de 30 años desarrollando negocios de todo tipo en el mundo rural, he llegado a la conclusión de que la única vía para fijar la población y que se cree empleo y vida fuera de las ciudades, es una de las ideas que menciona: la de que las infraestructuras y servicios sociales sean suficientes y accesibles con facilidad.

    Lo único que tienen que hacer las administraciones, a mi juicio, es cambiar la actual vara de medir. Sólo se crean centros sanitarios, escuelas, parques de bomberos, parques infantiles, carreteras, líneas de ferrocarril, etc, si la población aumenta; o se crean de modo centralizado pero no se facilitan los medios de acceso desde lugares apartados. Creo que hay que hacer lo contrario, no hay que dar ni una subvención más para nada y hay que preocuparse de emplear ese dinero en crear infraestructura y servicio cerca del ciudadano de los pueblos. Una vez creado ésto, la empresa de cualquier tipo lo tendrá más fácil para pensar en establecerse en la zona y crear empleo.

    Nadie quiere irse de su pueblo. Los urbanitas miran con condescendencia a los de los pueblos, sin sospechar con cuanta conmiseración los miramos nosotros a ellos, encerrados en sus ciudades. Sólo necesitamos políticos y funcionarios con imaginación y dispuestos a preguntar y aprender; de los otros ya tenemos muchos. No se necesitan grandes inversiones, si exceptuamos las de carreteras o tren; todos los pueblos tienen terreno y edificios que se pueden ceder para ofrecer servicios a sus ciudadanos o a los de los pueblos de alrededor.

    ¿Y qué necesitamos?
    – Necesitamos una Ventanilla Única (de las de verdad) a menos de 10 km. de cada persona, para que cualquier gestión administrativa pueda resolverse sin perder un día entero en la capital de provincia. Para esto sólo hacen falta ganas de hacerlo y pagar personal (y en la administración hay mucho personal con sueldo y sin trabajo). Y además contribuiremos a descongestionar las ciudades porque no tendremos que ir con nuestros vehículos. Ni siquiera los ecologistas, tan acostumbrados a ayudarnos con su fundamentalismo ambiental, podrán estar en contra de ésto.
    – Necesitamos redes de telefonía fija y móvil que nos permitan disfrutar de la misma velocidad de proceso de datos que las de las ciudades. Esto se arregla con los repetidores necesarios e incluso con conexiones vía satélite y repetidores a los pueblos. Es estúpido el que piense que una empresa va a establecerse en un lugar en el que va tardar 10 veces más de tiempo en gestionar su correo electrónico que en una ciudad mediana.
    – Necesitamos sistemas de recogida de basuras y reciclado que no estén a 2 horas de viaje. Las mancomunidades que proporcionan de manera adecuada estos servicios se cuentan con los dedos de una oreja. Esto incluye los puntos limpios a disposición del ciudadano.
    – Necesitamos servicios sanitarios básicos permanentes en mayor cantidad y más cerca. No es de recibo tener que desplazarse a la capital a hacerse una radiografía o a mirarse la boca. ¿Dónde están la imaginación y los medios para organizarlo aunque sea de modo itinerante con vehículos especializados? La tecnología está para usarla, sólo hace falta pensar y querer.
    – Necesitamos administradores inteligentes y responsables, capaces de conseguir una buena comunicación terrestre de vehículos sin inversiones costosísimas. Tenemos muy buenos ingenieros. Si una carretera no puede hacerse con asfalto por cuestión presupuestaria, al menos necesitamos una buena pista que no se estropee con cuatro gotas de lluvia.

    En resumen, menos subvenciones para sacarse fotos y más trabajo callado y eficiente. Y consulten, consulten, sean humildes, pídannos ideas de como hacer las cosas. No se guíen por su mentalidad urbana de quererlo todo a la última. Somos frugales, austeros y acostumbrados a sacarnos las castañas del fuego. Nuestros políticos se asombrarían de los resultados de lo que he expuesto.

    Gracias por permitirme este desahogo y por su trabajo cerca del mundo rural. No prometo intervenciones regulares porque siempre estoy muy ocupado perdiendo mi tiempo porque no disfruto de ninguna de las cosas que menciono más arriba.

  2. Maricarmen dice:

    30 abril, 2012 a las 18:12

    Creo que es compaginable el dar ayudas para crear nuevos servicios e infraestructuras con darlas para lo que yé está emprendido. Pienso que la administración está dejando de lado el mundo rural, el origen al fin y al cabo de nuestra propia naturaleza.
    Otras empresas hacen negocio con la idea de «volver al pueblo» a disfrutar de lo que siempre ha estado ahí.
    Saludos,
    Maricarmen.