Estereotipos

15 julio, 2010 por mycoach

La forma en la que nos acercamos a otras personas, en la que damos la mano, el tono de voz con que hablamos y, en general, todo nuestro lenguaje corporal, es un factor clave que determinará la primera impresión que causamos a los demás.  Esto puede hacer que un encuentro tenga los resultados deseados o, por el contrario, otros totalmente opuestos y desastrosos.  Y lo peor de todo esto es que no existen segundas oportunidades para crear una primera impresión.

Los estudios demuestran que durante los primeros cuatro minutos de conocer a una persona nos formamos el 90% de la imagen, o idea, sobre ella con carácter inmutable.  Esto es lo que se define como estereotipo, y una vez te han colgado el sambenito es muy complicado quitártelo de encima.

Puede parecer que esta acción de estereotipar a las personas es algo que muy pocos de nosotros hacemos, sin embargo, cada vez que pongo mis ojos en una persona nueva la escrutinio de tal forma que llego a formarme un juicio sobre ella, juicio éste que puede llegar hasta el punto de censurar y desaprobar las acciones que pueda realizar dicha persona.  Nosotros hacemos esto, y la gente lo hace con nosotros.

Puesto que nosotros estereotipamos a las personas que nos rodean y ellas lo hacen con nosotros, lo más positivo es no crearse un juicio sobre esa persona hasta que se la conozca un poco más en profundidad, e incluso en ese momento no es recomendable el realizar juicios sobre ella, ya que como he indicado antes, estos juicios provocan una censura sobre la persona en cuestión que puede hacer que nuestra relación vaya por el camino menos deseado.

De esta forma es importante tener en cuenta que una persona limpia y aseada, con la cara bien afeitada y una buena sonrisa dan una imagen de buena persona.

Por el contrario, aquellos varones con bigote o barba son percibidas inicialmente como los villanos de las películas, ya que el pelo sobre su rostro impide que las personas de su alrededor perciban las señales que muestra su cara.  Para compensar esta situación es necesario que la persona sonría, hable y diga algo a las personas que la acompañan, toque en la zona neutra -entre el hombro y el brazo- y salude dando la mano.

De igual manera, una persona con gafas es percibida como una persona inteligente, estudiosa, seria y confiable.  Por lo que en el entorno de trabajo las gafas le pueden hacer a uno más inteligente y confiable que a otras personas que no las llevan.

Por su parte las personas con pelo gris o alopécicas son percibidas como personas de alto estatus.  Y por último, las personas cuya ropa no está bien conjuntada o no está limpia dan sensación de personas descuidadas, como si de un vagabundo se tratara.

De todo esto se desprende que las primeras impresiones son importantes, pero que no hay que crear juicios prematuros sobre las personas si no las conocemos un poco más.  Asimismo podemos aprender que antes de ir a una entrevista de trabajo debemos tener en cuenta algunas de las cosas indicadas en los párrafos anteriores para no ser considerados como personas descuidadas o poco profesionales.

La comunicación no verbal no sólo tiene una importancia vital en nuestras vida porque es el 93% de nuestra comunicación, sino también porque puede dar una imagen totalmente opuesta a lo que realmente somos, y la energía que necesitaremos para quitar esa imagen preconcebida será excesiva comparada con la que tenemos que hacer en un primer momento para preparar nuestro primer encuentro con la otra persona.

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Esta entrada fue publicada el jueves, 15 julio, 2010 a las 8:00 por mycoach y está en la categoría coaching ejecutivo. Puedes seguir cualquier respuesta a esta entrada a través del feed RSS 2.0. Tanto comentarios como pings están actualmente cerrados.

1 comentario para “Estereotipos”

  1. Maricarmen dice:

    21 julio, 2010 a las 2:15

    Es cierto que la primera impresión es esa, la primera,y no hay segundas oportunidades.Y también es cierto eso de que la mayoría en seguida «ponemos la matrícula» a las personas que nos vamos cruzando por la vida. El por qué no lo sé, me dá por pensar que porque nos creemos con el derecho de analizar, catalogar, juzgar y «colocar» a esa persona en el lugar que, según nuestro criterio, le corresponde. Y así,después de tomarse algo juntos, o ir a un cine, o incluso en cuestión de unos minutos, después de coincidir en el ascensor…, pondremos su nombre en la lista de «los que no son trigo limpio», » los que piensan como yo», «los que van a ser buenos amigos míos»…
    Los medios de comunicación tienen mucha culpa de que hagamos estereotipos, pues es lo que nos han vendido siempre: a tal producto le corresponde tal imagen.
    Hay que conocer a las personas mucho más allá de lo que aparentan. Personalmente, me he llevado muchas sorpresas y decepciones por juzgar de antemano.