La princesa prometida

22 octubre, 2010 por mycoach

No es raro encontrarse con mujeres que rondan los cuarenta años que siguen aferradas a la idea de encontrar al hombre perfecto, a ese personaje principesco que tiene todas las cualidades que ellas buscan en un hombre: alto, fuerte, atlético, atractivo…  Y mientras ellas lloran su ausencia, ellos van acumulando los teléfonos de mujeres más jóvenes que son una delicatessen para su paladar.

Las mujeres que se acercan o rebasan tímidamente los cuarenta años son personas que saben lo que quieren, personas con experiencia en el ámbito profesional y personal, personas con las que se pueden mantener largas conversaciones, mujeres económicamente independientes que pueden darse cualquier capricho que quieran, y mujeres que, en la mayoría de los casos, son incluso más activas sexualmente que la pareja que las tocaría por edad.

Estas mujeres que se han hecho un hueco en un mundo laboral mayoritariamente masculino siguen luchando por encontrar a esa persona ideal con la que disfrutar los fines de semana, ese hombre con quien formar una familia y con quien compartir el resto de su vida.  Sin embargo, todos los hombres que encuentran en su camino tienen alguna pega: es gordo, es calvo, es bajo, está divorciado, tiene hijos… por lo que las relaciones se mantienen en un plano temporal en espera de que entre por esa puerta semiabierta el caballero de brillante armadura a lomos de su bello corcel.

Desafortunadamente la realidad puede ser bien distinta.  Un hombre de cuarenta años estará encantado con una mujer diez años más joven que él.  No sólo porque tenga una piel más tersa y unas carnes más turgentes, sino porque si quiere formar una familia es posible que la juventud aporte cierta garantía de poder tener un par de retoños.  Es cierto que las conversaciones entre la pareja pueden ser muy diferentes a las que podría tener con una persona más madura, pero también es cierto que la pureza que puede encontrar el hombre en esa mujer más joven nada tiene que ver con la de otra diez años mayor.

La realidad nos demuestra que el hombre perfecto no existe.  El hombre perfecto es una fantasía de nuestra mente que nos apega a un pasado ideal con nuestros padres.  El sueño de conseguir ese hombre perfecto mata nuestra realidad, impidiendo que encontremos a esa persona que nos puede hacer felices con sus imperfecciones.  Y así, mientras nuestras exigencias y expectativas se mantienen altas, los hombres que se atreven a enfrentarse a los dragones de sus propios miedos, desisten en el intento porque ven imposible matar ese sueño que todavía ronda por la mente de la mujer.

Lo bueno es que una vez somos conscientes de que es difícil encontrar al hombre perfecto, nos damos cuenta de que existen multitud de solteros de plata con los que podríamos formar esa pareja que puede hacer nuestra vida más feliz.

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Esta entrada fue publicada el viernes, 22 octubre, 2010 a las 8:00 por mycoach y está en la categoría coaching personal. Puedes seguir cualquier respuesta a esta entrada a través del feed RSS 2.0. Tanto comentarios como pings están actualmente cerrados.

4 comentarios para “La princesa prometida”

  1. Maricarmen dice:

    24 octubre, 2010 a las 20:34

    Puedes tener un prototipo de pareja ideal como búsqueda, pero la realidad es que sólo va a existir en tu cabeza. No creo en el príncipe azul, el alma gemela o la media naranja. Creo en la compenetración, compatibilidad y amor que pueden haber entre dos personas, suficiente para ser felices compartiendo su vida. El paso del tiempo te demuestra que la perfección no existe, lo cual te hace bajar el listón, tanto a hombres como a mujeres.

  2. Maria del Valle dice:

    25 octubre, 2010 a las 10:22

    No dejaría de ser exigente con mi pareja, ni con el resto de mis seres queridos. A veces es asombroso ver cómo los demás se ponen a la altura de tus expectativas. De hecho la ilusión del cambio (incluido el que pueda pueda surgir en el plan personal) es una ilusión «primaria», básica, algo parecido al hambre que nos hace movernos en le plano físico. ¿Por qué negar a la persona con la que vives esta ilusión? Desde luego, no espero de mi pareja que cumpla con los tópicos de «alto, fuerte, atlético, atractivo, sin hijos,» etc. Sí que cumpla con lo de: leal, respetuoso, comprensivo, o (simplemente) «buena persona».

  3. Vanesa Martínez dice:

    31 octubre, 2012 a las 12:34

    No me ha gustado nada este artículo, creo que se aleja totalmente de la realidad.

  4. Vanesa Martínez dice:

    31 octubre, 2012 a las 13:13

    Sin ánimo de ofender, intentaré explicarme mejor.
    No me ha gustado nada el artículo porque lo veo desfasado, me explico. Las mujeres que rondan los 40 ya no buscamos a nuestro príncipe azul, más que nada, porque seguramente creímos en su momento haberlo encontrado hasta que el paso del tiempo te dice que no hay príncipes azules y que tú, tampoco eres una princesa.
    El comentario de hombres que buscan mujeres diez años más jóvenes con cuerpos turgentes, forma parte de películas de los 50. Hoy las mujeres que rondamos los 40 cuidamos nuestra imagen probablemente más que las de 25 y no sentimos que el paso del tiempo nos marchita, sino que nos mejora, como el vino, por lo que si nos topamos con un hombre que sólo ve en nosotros nuestra edad, simplemente nos reímos en su cara.
    El príncipe azul se quedó en el poster del cuarto que compartías con tu hermana o la carpeta que llevabas en el instituto, ahora buscamos y queremos realidades, alguien que te quiera y esté, simplemente. Independientemente de hijos, divorcios, soltería, calvicie o barrigas cerveceras.