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En sus zapatos

sábado, 21 abril, 2018

Marcela y Paco llevaban meses saliendo juntos.  Aunque parecían conocerse y entenderse en las cosas básicas de la relación, últimamente les estaba fallando la comunicación; por lo que estaban discutiendo algo más de lo habitual y parecía que les costaba un poco más comprenderse el uno al otro.

Aunque Paco hacía esfuerzos por comprender a su pareja y le preguntaba constantemente qué es lo que quería, qué quería decir con esto o aquello, etc.; seguía un poco confuso con lo que quería Marcela, con lo que buscaba, con lo que quería de él.  Por su parte, a Marcela le pasaba algo similar; no lograba transmitirle a Paco lo que ella quería, por lo que, al final del día, parecía que hablaran idiomas diferentes.

La gran diferencia entre ellos era, entre otras, que Paco decía las cosas tal cual las sentía, siendo en ocasiones algo más tosco e incluso hasta brusco a la hora de decirle las cosas a Marcela.  Paco era una persona que se interesaba por su pareja, haciendo preguntas que pudieran desvelar lo que su pareja sentía, quería o lo que le preocupaba.

Por su parte, Marcela era menos directa.  Los mensajes los enviaba de forma más sutil, más telegráfica, por lo que había que estar un poco más atento para captar el momento en el que enviaba el mensaje.  De igual manera, Marcela hacía menos preguntas, entre otras cosas porque le parecía que, si lo hacía, se estaba entrometiendo en la vida de su pareja; aunque esto se podía malinterpretar como falta de interés por Paco.

Paco era también una persona analítica, por lo que estaba gran parte del día analizando los datos que recibía del exterior para poder dar soluciones que mejoraran la relación.  Obviamente, muchas de esas soluciones tenían como protagonista a Marcela, y un cambio en algunos de sus comportamientos.

A Marcela le sacaba de quicio que la culpa de todos los problemas de la relación fueran suyos, por lo que constantemente le repetía a Paco que hablara de él.  Paco, obviamente, no entendía lo que Marcela quería decir ¿qué quería decir con eso?  ¿No hablaba de él con ella?  ¿No le contaba sus problemas, sus ilusiones y lo que quería hacer con ella?  ¿A qué se refería Marcela?

Un sábado por la mañana, Marcela tuvo que salir corriendo de casa porque llegaba tarde a una cita con un cliente; por lo que dejó tras de sí un reguero de ropa que iba desde su cuarto hasta el salón.  Camisas sobre las sillas.  Chaquetas sobre las butacas.  Pantalones sobre la cama.  Zapatos por el pasillo.  Puesto que esto no era una práctica habitual en ella, Paco decidió recoger las prendas mientras esperaba la vuelta de su pareja para comenzar, por fin, el fin de semana.

Paco recogió las camisas que estaban sobre las sillas, las chaquetas que se encontraban sobre las butacas, y los pantalones que estaban sobre la cama; y los llevó a su armario correspondiente.  Lo mismo hizo con los zapatos, recogiendo uno a uno como si fueran miguitas de pan dejadas por Pulgarcito minutos antes.

Según llevaba los zapatos al armario donde tenía que guardarlos, Paco pensó ¿Y si me pongo un par de estos zapatos?  ¿Y si camino un rato con ellos?  ¿Podría comprender mejor a Marcela?  Dicho y hecho, Paco se quitó las zapatillas de andar por casa, se sentó en la butaca que tenía más cerca y se calzó aquellos zapatos de más de cinco centímetros de tacón.

Al levantarse por primera vez con aquellos tacones en sus pies, Paco perdió un poco el equilibrio; teniendo que apoyarse en la pared para no caerse de bruces al suelo.  Todo él se tambaleaba, como si un terremoto estuviese agitando el suelo bajo sus pies, pero nada se movía, salvo él.  A los pocos segundos su mente se acomodó a aquella nueva situación y se atrevió a dar el primer paso.  Y luego otro.  Y otro más.

Aunque todavía se sentía un poco ridículo con la situación, especialmente porque sus brazos seguían agitándose como las aspas de un molino para evitar caerse y mantener la línea recta, poco a poco comenzaba a entender a Marcela, cómo se sentía, qué es lo que quería cuando le pedía que hablara de él.  Poco a poco comprendió cuáles eran sus necesidades y lo que ella esperaba de su relación.  Todo comenzaba a estar un poco más claro.

De pronto, Paco escuchó que la puerta de entrada se cerraba bruscamente.  Encaró el pasillo y comenzó a andar hacia el salón, con las manos apoyadas sobre las paredes del pasillo para poder ir un poco más deprisa cuando, la imagen de Marcela apareció por la puerta del fondo, quedándose atónica al ver a su novio balanceándose de lado a lado, con las manos en las paredes y sus tacones en sus pies.  ¿Pero se puede saber qué haces, Paco?  Preguntó ella entre enfadada y sorprendida.

Paco respondió: “Creo que ahora lo entiendo todo.  Creo que ya sé dónde me equivoqué. Hablemos de mí.  Hablemos de cómo ha germinado esa semilla que has plantado en mí y que hace que esté desapareciendo esa frialdad que tanto te molesta, de cómo puedo llegar a ser tu hombre perfecto sin haber salido de una tienda de príncipes sino tan sólo siendo un hombre gentil que te te quiere de verdad y quiere mejorar esa comunicación para que no parecer extraterrestres y así poder capitanear nuestro velero juntos hasta el final de nuestros días.

En muchas ocasiones nos resulta más sencillo buscar los defectos de las personas que comparten la vida con nosotros que los nuestros propios.  Buscar las cosas que nos molestan es un ejercicio relativamente sencillo de realizar, sólo tenemos que buscar aquellas cosas que nos molestan del otro y expresarlas de manera eficaz.

Sin embargo, hacer el ejercicio de ponerse en el papel de la otra persona e intentar analizar qué es lo que le molesta de nosotros es un ejercicio algo más complicado que requiere un poco de práctica.  Los resultados obtenidos de este ejercicio pueden ser muy sorprendentes, en especial si luego se comparten con la otra persona.

Este tipo de ejercicios pueden permitir que la relación de pareja mejore, que la comunicación se vaya haciendo más fluida y sencilla con el tiempo.  No obstante, si la pareja no es experta en estos temas, siempre puede acudir a un profesional que los puede ayudar en las primeras fases de estos ejercicios, obteniendo resultados más rápidamente.

 

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